lunes, 5 de enero de 2009

INTRUDUCCIÓN

Cordial saludo a los pocos lectores de este pequeño espacio. 

Al levantarme un día después de haber reanudado con anterioridad un habito (irracionalmente en hogares afirman que lo poseen con cierta frecuencia, dado que por leer la sección de sociales de las gacetas de noticias ya se sienten eruditos) muy extinto en muchas residencias colombianas. Espero que no se lleguen a ofender por haber albergado alguna expectativa por el titular de este sitio, sólo he aprovechado las herramientas que brinda hoy en día la tecnología, sin mencionar las posibles incongruencias gramaticales que pueden ser objeto de crítica de cualquier novicio de estudiante de literatura. Pero soy Administrador de Empresas y también al que siempre le fue mal en el colegio con la asignatura de español, hasta el punto que un compañero sueco escribía mejor que yo al momento de hacer los ensayos.

El título de este espacio está escrito tanto en castellano como en hebreo, ¿por qué estas dos lenguas? Me he identificado profundamente con el pensamiento judío, y es una forma personal de expresar mi particular pretensión de acceder al beneplácito de convertirme al judaísmo. Cabe mencionar que todas las ideas, y, vulgarmente tesis personales del racionamiento que yo pueda subir; no se tomen todo como una verdad absoluta, sólo es una muestra de experiencias y momentos de reflexión que tienen los seres humanos, que he decidido compartir y crear una especie de “Club” donde pueda recoger diferentes criticas de personas que deseen aportar su fantástica experiencia y condición de cavilar.

1 comentario:

Javier Pimentel dijo...

Ja Ja. Me acordé de lo del Sueco. Buen recuerdo.

Un abrazo, bacano que te hayas metido en esta vaina.